Aspromor, 40 años trabajando con la discapacidad: «Iba en mi 850 casa por casa a buscarlos»

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El 8 de diciembre se cumplirán 40 años desde que Aspromor (Asociación Pro-Minusválidos de Ortegal) inició su andadura, por iniciativa de Fernando Nieto, con un grupo de padres. María José Fojo, actual directora técnica del centro, se incorporó en 1987. «Nació para dar apoyo escolar a personas con discapacidad; con adultos empezó en 1990, cuando entró en funcionamiento el centro ocupacional. Comenzó en unos locales cedidos, en Ortigueira por las mañanas y en Cariño, por las tardes. Yo iba con mi [Seat] 850 a buscarlos casa por casa, y a llevarlos, hacía 200 kilómetros diarios», recuerda.

El centro ocupacional se montó en un espacio compartido con la Escola de Gaitas, en el barrio de O Ponto. «Fue cuando firmamos el convenio con la Xunta y eso le dio cierta estabilidad. Los primeros años intentamos tener presencia, que la gente supiera que existían las personas con discapacidad, que estaban en sus casas», repasa Fojo. En O Ponto se puso en marcha un taller de cestos y alfombras, y el 850 se sustituyó por la primera furgoneta, «otro hito», cedida por Fademga (federación de asociaciones a favor de las personas con discapacidad intelectual). «Eso nos dio independencia», subraya. A la ubicación actual se mudaron en 1999, en una parcela cedida por el Ministerio de Educación (ahora, de Costas), y allí fueron levantando las distintas edificaciones, hasta la residencia, operativa desde noviembre de 2021. «Primero se hizo el pabellón de servicios y una de las naves», cuenta la más veterana del equipo.

En el centro ocupacional desarrollaron diversas actividades, desde seleccionar papel a fabricar palés de maderareparar envases de plástico (sigue activo) o jardinería, que surgió con un curso de la Consellería de Familia y el Centro Especial de Emprego. Después se instaló el invernadero, que pasó tiempo cerrado y se recuperó hace cinco años. «Supuso abrir las puertas de la asociación al pueblo, la inclusión, y una de las tablas de salvación [económica] de Aspromor», recalca Fojo. El taller de fregonas fue de los primeros y también continúa: «Es un producto que va al mercado, sale al mundo real, ellos lo ven y les motiva, están pendientes de los pedidos». La directora técnica reconoce que «las distintas fases de Aspromor han sido lentas, pero ha habido una evolución». «Somos un centro pequeño y eso es una ventaja, es muy familiar, con atención directa y personalizada», subraya.

Araceli Blanco, gerente de la entidad, explica que en la residencia, con capacidad para 28 personas, hay 20 (15 plazas concertadas con la Xunta y cinco privadas). También cuenta con un centro de día, con 21 plazas. En el centro ocupación ofrecen 31 plazas y hay 20 cubiertas, «porque hay muchas personas con discapacidad que están en sus casas, para quienes venir aquí sigue siendo un estigma social», coinciden ambas. Este año, para conmemorar el 40 aniversario, han decidido organizar alguna celebración el día 8 de cada mes, pero la actividad «con más repercusión», apunta Blanco, consiste en un proyecto de teatro inclusivo dirigido por Quico Bouza, con ensayos cada lunes en el Teatro de Beneficencia, y participación de numerosos voluntarios del pueblo, músicos y entidades, aparte de los usuarios de Aspromor.

Planean una fiesta de la espuma, algún concierto o una jornada de puertas abiertas con las familias, pieza «fundamental» de esta entidad. «La relación con ellas es clave, han evolucionado, al principio no era nada fácil tener a una persona con discapacidad en el ámbito rural, aislado», remarca Fojo. Blanco ensalza, además, «el trabajo del equipo y los profesionales que lo forman, piedra angular de la asociación, esencial en la evolución y el aprendizaje, desde las cuidadores a las cocineras o las limpiaderas, todos a una». Igual que el papel de la presidenta, Maribel Lorenzo, y la junta directiva. «Aspromor te arrastra, es una gran familia», enfatizan Blanco y Fojo, pendientes del centro, una u otra, 24 horas al día y 365 días al año.

Además de Blanco y Fojo, forman parte del equipo las cuidadoras: Marta Álvarez, Ángela Balado, María Dolores Cabarcos, Coral Fontela, María del Mar Fraga, María José González y Paula Iglesias; los monitores: María Isabel Fustes, Manuel Novo y Sandra López; la limpiadora, Rocío Armada; el conductor, Miguel Rodríguez; las educadoras, Aline Riola y Esther Caabeiro; y Fernando Casas, en administración.

Fuente: La Voz de Galicia